Con la aparición
del Internet de las Cosas, todo el Big Data que conocemos se quedará corto y
nos adentraremos en un nuevo paradigma: el ‘Huge Data’. Ese nuevo mundo
requerirá una nueva medida para el almacenamiento de datos digitales: el
Yottabyte.
Estamos en la era
de los grandes volúmenes de información, en un momento en el que el Big Data lo
inunda todo. No hay duda de este extremo, pero lo que ya algunos comienzan a
aventurar es que este concepto se puede quedar corto a tenor de la gran
explosión de datos que vivimos en estos momentos.
Y es ahí cuando
surge el paradigma mismo de Huge Data, o en español, ‘datos gigantescos’.
Las razones para
este cambio terminológico no son baladíes. Hasta ahora hemos integrado
información estructurada y no estructurada de fuentes como bases de datos de
negocio, redes sociales, textos o imágenes. Pero en el Huge Data hay un
ingrediente adicional que lo cambiará todo: el Internet de las Cosas.
Será este auge de
dispositivos conectados, desde un electrodoméstico hasta el último sensor de
una maquinaria industrial, desde nuestras carreteras hasta nuestro propio
corazón, el que traerá consigo la multiplicación exponencial de la cantidad de
datos que deben ser procesados en cada segundo.
Por si fuera
poco, estos datos serán transmitidos en tiempo real desde localizaciones muy
diversas (y no de manera centralizada como ocurría hasta ahora en los centros
de datos o con los despliegues cloud). Con ello, las redes de comunicaciones
también han de ser mucho más flexibles, con un ancho de banda mayor y una
latencia mínima (¿han oído hablar del 5G?).
Así influye el Big Data en tu día a día
Para muestra, un
botón: desde que surgieran los primeros navegadores de Internet en 1993, el
tráfico de Internet ha crecido en un factor de 10 millones. Pero desde la introducción
del iPhone en 2007, el tráfico de datos móviles ha crecido en un factor de
1.000. Ahí es nada.
Según Cisco,
durante este mimo año se espera que el tráfico mensual de Internet aumente en
aproximadamente 24.000 petabytes, de los que 8.000 petabytes corresponderán a
información digital en movilidad.
Por todo ello,
las unidades de medida habituales a la hora de medir el peso de esta
información se nos está quedando algo cortas.
A buen seguro que
nuestros lectores están más que familiarizados con términos como ‘megabyte’ o
‘gigabyte’. Incluso es probable que hayan comenzado a abrazar el concepto de
‘terabyte’. Y tan sólo Google procesa a diario en torno a 30 petabytes de
información. Pero en un contexto con semejante volumen de datos creados a todas
horas, el siguiente escalón se hace imprescindible.
Y éste se llama
‘yottabyte’. Aunque esta unidad fue adoptada en el año 1991 no es hasta ahora
cuando la estamos empezando a ver en acción, saltando otros escalones
intermedios entre el petaybyte y el Yottabyte como los Exabytes o los
Zettabytes.
Un Yottabyte es
el equivalente a 1024 Zettabytes, que a su vez es el equivalente a 1024
Exabytes, que a su vez congrega 1014 Petabytes. En espacio, crear un sistema de
almacenamiento a esta escala requeriría alrededor de un millón de centros de
datos actuales, algo impensable en la actualidad pero más que probable en un
futuro inmediato.
Para que se hagan
una idea, se calcula que el peso de todos los datos digitales transmitidos en
Internet en el año 2018 rondó los 10 Zettabyte. Por tanto, haría falta
multiplicar por 100 la cantidad de información manejada en todo el mundo para
poder llegar a un solo Yottabyte.
Internet de las Cosas: 5 predicciones sobre su futuro
Esta es la era
que asoma en el horizonte, la escala que los fabricantes de centros de datos,
operadores de telecomunicaciones y proveedores de servicios digitales están
comenzando a adoptar como nuevo estándar. Y es que, ¿cuántos datos creen
ustedes que podremos estar produciendo y manejando a diario dentro de apenas
unas décadas?
De hecho, Intel
estima que el próximo año mismo cada uno de nosotros producirá cada día más de
1,5 Gb de datos… ¡con tan sólo existir! Eso equivale a 1,5 millones de mensajes
de WhatsApp (sólo texto), 750 imágenes (con un peso de 2 Mb cada una), toda la
jornada escuchando música en calidad estándar sin parar o entre tres y cinco horas
de vídeos reproducidos en YouTube.
Si fijamos las
miras en el Huge Data producido por el coche autónomo, hablamos de más de 4.000
Gb de datos al día que podrían producirse sobre las cuatro ruedas. Pero los
aviones conectados no se quedan atrás: hasta 40.000 Gb de datos al día
manejarán estos colosos de los cielos, uniendo tanto datos de la propia
navegación aérea como de los servicios de entretenimiento y conectividad a
bordo
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